Las fachadas ventiladas son una solución constructiva muy eficaz para mejorar la eficiencia energética de los edificios, su uso está especialmente recomendado en climas soleados con fuertes variaciones térmicas. Estas fachadas constan de una capa externa separada del muro interior por una cámara de aire trasventilada o llamada simplemente ventilada (a la que debe su nombre este tipo de fachadas).
A continuación se detalla cada capa y su función:
Hoja exterior o trasventilada: Es el acabado exterior. Suele ser mucho mas liviana y delgada que la capa interior, lo que permite acabados espectaculares como láminas de piedra natural, cerámicas o metálicas, empleando muy poco material. Esta capa es la encargada de soportar las inclemencias meteorológicas, protegiendo del sol y la lluvia las capas que quedan tras ella. La mayoría de sistemas de fijación permiten la sustitución desde el exterior del edificio de las piezas que puedan deteriorarse por el clima, impactos etc.
Cámara de aire ventilada:
Su función la de aislar la cara exterior de la interior, La separación física supone una excelente barrera frente al agua y los cambios de temperatura, haciendo que la capa exterior actúe como un paraguas o una sombrilla para proteger la hoja interior del muro. Una de las ventajas de permitir la circulación del aire en esta cámara es la de dispersar el calor de la hoja exterior producido por la radiación solar, este calor se disipa mediante la convección por efecto chimenea devolviendo el calor a la atmósfera en lugar de trasmitirlo al interior.
La misma convección también permite secar la hoja exterior tras la lluvia así como evitar las condensaciones en el interior del muro.
Hoja interior: Es la que proporciona el aislamiento térmico y acústico, soporte y acabado interior, empleando para ello capas especializadas en cada función. Este sistema suele contemplar un aislamiento continuo por encima de los frentes de forjado y otros elementos, lo que resuelve el problema de los puentes térmicos de los cerramientos convencionales.
Ventajas:
Permite multitud de acabados, confiriendo al edificio mejor aspecto que otras soluciones
Ahorro energético: Gracias al efecto convectivo y la continuidad del aislamiento térmico, se estima que una fachada ventilada puede generar un ahorro en el consumo energético de entre el 20% y el 30%, dependiendo del tipo de edificio y el clima de la región.
Adaptabilidad y confort: En España, donde hay zonas con climas muy cálidos y otras con inviernos severos, las fachadas ventiladas se adaptan bien a las diversas condiciones climáticas, proporcionando un mejor confort térmico tanto en verano como en invierno.
Desventajas:
Comparado con un sistema SATE, resulta más costoso y, si bien ambos proporcionan un aislamiento continuo, La fachada ventilada es claramente una solución de mayor calidad en todos los aspectos desarrollados anteriormente.