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¿Sabías lo contaminante que es la industria piñera?

Nuestra compañera Jimena Evans, nacida y criada en Costa Rica, nos desvela los entresijos ambientales de la industria Piñera en su país, así como las soluciones que a nivel estatal se está aportando. ¡Te contamos!

Costa Rica es uno de los principales países productores y exportadores mundiales de piña, con grandes plantaciones que cubren miles de hectáreas en diferentes regiones de su territorio. La piña se ha convertido en uno de los productos agrícolas clave de Costa Rica debido a su clima tropical y suelo fértil; ambas características crean las condiciones ideales para su cultivo durante todo el año, lo que ha permitido satisfacer la demanda de este producto en mercados internacionales como Estados Unidos y Europa.

Pese a ello, la industria piñera costarricense ha estado durante mucho tiempo en el centro de la controversia debido a su impacto en el medio ambiente. Esto porque, si bien proporciona importantes fuentes de ingresos para la nación, por estar entre los tres principales productos de exportación, solo detrás de los dispositivos médicos y de la producción de banano, causa grandes problemas ambientales como la deforestación y la contaminación del suelo.

En cuanto a la deforestación, grandes extensiones de bosque son talados cada año para la expansión de este cultivo, lo que lesiona el hábitat de la vida silvestre y provoca la pérdida de biodiversidad. Además, la reducción de la cobertura forestal aumenta los riesgos de erosión del suelo y, como resultado, la pérdida de servicios ecosistémicos importantes, como la regulación del ciclo del agua y la mitigación del cambio climático.

Además, la producción de piña requiere del uso intensivo de productos químicos agrícolas como pesticidas y fertilizantes, mientras que sus residuos a menudo terminan contaminando los cursos de agua cercanos, poniendo en peligro tanto los ecosistemas acuáticos como a las comunidades que dependen de ellos para su consumo u otras actividades. Por otro lado, el riego intensivo necesario para mantener vivas las plantas amenaza con agotar aún más los recursos hídricos locales, lo que a su vez tiene graves repercusiones tanto para el medio ambiente como para las comunidades que dependen del acceso al agua dulce para sus necesidades diarias.

Incluso con sus desafíos ambientales, la industria de la piña sigue siendo un componente integral de la economía costarricense. Distintos sectores han demandado la adopción de medidas para abordar y mitigar su impacto ambiental negativo. Las prácticas agrícolas sostenibles podrían incluir la agroecología y el uso reducido de agroquímicos; políticas agrícolas más estrictas; y regulaciones para proteger los ecosistemas frágiles y al mismo tiempo apoyar la conservación de la biodiversidad.

Una de las medidas más recientes tomadas por el IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura) fue la publicación del Manual para la Producción Sostenible del Cultivo de la Piña, lo que marca un paso importante hacia la búsqueda de soluciones que aborden la sostenibilidad en la industria piñera de Costa Rica. Este esfuerzo colaborativo recopila medidas técnicas y mejores prácticas diseñadas para abordar eficazmente cuestiones relacionadas con la salud, la sanidad vegetal y el medio ambiente durante la producción de piña.

En la misma línea, la Universidad de Costa Rica (UCR), la Universidad Nacional (UNA) y el Centro de Investigaciones Tecnológicas (TEC) han presentado a los agricultores una forma alternativa de reducir la dependencia de fertilizantes químicos durante la producción de piña, a través del Proyecto «Comercialización Masiva de Biocontroladores en Huetar Norte», mediante la fabricación de un producto repelente de insectos y enfermedades a base de hongos que actúa contra las plagas y daños de insectos en los campos.

En general, el lanzamiento de este manual representa un importante paso adelante en la búsqueda de soluciones sostenibles y alcanzables para la industria piñera de Costa Rica. Otras iniciativas han surgido mediante alianzas de instancias como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con distintos sectores de la sociedad civil, como ONG´s y organizaciones comunales. Al abordar de manera integral los desafíos relacionados con la salud, la seguridad y el medio ambiente, se puede lograr un equilibrio entre proteger los recursos naturales mientras se produce agrícolamente y garantizar un futuro próspero pero sostenible para Costa Rica.